El cielo... complice silencioso de todos mis atracones solitarios, de mis vómitos, de todos esos cigarrillos en el balcón, de todos y cada uno de esos mareos que me hacen sentir tan bien, siempre flotando... y observarlo serenamente, agradeciendole cada instante vivido y todos los que aún quedan por vivir, y el mostrarnos la belleza de las estrellas, el sol y la luna...en ocasiones feliz por todo eso y otras decepcionada y deprimida por cualquier otra tontería, y pensar en la estupidez de la mente humana, en concreto de la mía... y saber que igual estoy equivocada, que la vida y el mundo no se resume a eso por lo que yo tantas veces sufro y que es ridículo emplear todo mi tiempo y esfuerzo en algo que quizás tampoco me vaya a dar la felicidad... y aún sabiendo todo ésto, seguir... sin saber muy bien por qué... sin importarme demasiado el por qué... víctima de una sociedad hipócrita, culpable de una vida monótona...

domingo, 21 de octubre de 2012

No puede llover siempre...

Esta tarde, los primeros rayos de sol del fin de semana comenzaban a asomar entre algunas de esas nubes grises que, hacia unos minutos, obligaban a las gotas a empapar la ciudad. Cuando los veía filtrarse a través de mi ventana me sentía bien, me transmitían una tranquilidad y una serenidad difíciles de explicar... para mi, después de un fin de semana de oscuridad, ese débil centello de luz ha sido un pequeño atisbo de esperanza. Si... quizás esta semana sea mejor; quizás esta semana me encuentre mejor.

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