Soy sensible al arte, a la belleza y al dolor. Pero al dolor de la humanidad, al dolor que desprenden esas mentes vacías de creatividad y de vida, y llenas de aparentes felicidades basadas en un falso amor o una vida monótona y aburrida.
Pero todavía queda esperanza, todavía se percibe un leve atisbo de luz en los ojos de aquellos que contemplan el mundo con admiración y lágrimas de emoción, todavía queda esperanza para todos esos que viven el arte y la poesía de nuestro mundo y la comparten con los demás, sin miedo a la incomprensión y el rechazo, libres de ideales y de falsedad. Vividores.
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