Esperando ese deseado y merecido viaje, para perderme, para relajarme, para tumbarme en el balcón y fumarme un porro y sentirme libre por fin, llena de ilusión y energía, para sentirme más viva que nunca, sin importarme lo que piensen los demás, porque me he cansado de los patrones de belleza y perfeción, me he cansado de que la gente me diga siempre lo mismo y yo sepa que no es cierto, me he cansado de luchar contra mi voluntad, y sobre todo, me he cansado de hacer daño a todas esas personas que me quieren.
El cielo... complice silencioso de todos mis atracones solitarios, de mis vómitos, de todos esos cigarrillos en el balcón, de todos y cada uno de esos mareos que me hacen sentir tan bien, siempre flotando... y observarlo serenamente, agradeciendole cada instante vivido y todos los que aún quedan por vivir, y el mostrarnos la belleza de las estrellas, el sol y la luna...en ocasiones feliz por todo eso y otras decepcionada y deprimida por cualquier otra tontería, y pensar en la estupidez de la mente humana, en concreto de la mía... y saber que igual estoy equivocada, que la vida y el mundo no se resume a eso por lo que yo tantas veces sufro y que es ridículo emplear todo mi tiempo y esfuerzo en algo que quizás tampoco me vaya a dar la felicidad... y aún sabiendo todo ésto, seguir... sin saber muy bien por qué... sin importarme demasiado el por qué... víctima de una sociedad hipócrita, culpable de una vida monótona...
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